La herida de traición es una de las cinco heridas
emocionales que se originan en la niñez, según la psicoterapeuta Lise Bourbeau.
Estas heridas son el resultado de experiencias dolorosas o difíciles que
vivimos con nuestros padres o cuidadores, y que nos marcan profundamente. Cada
herida tiene una máscara o una forma de actuar que adoptamos para protegernos
del dolor, pero que también nos impide desarrollar nuestro verdadero potencial y
tener relaciones sanas y satisfactorias.
ÍNDICE
- ¿Qué es la herida de traición?
- ¿Cómo surge la herida de traición?
- ¿Cuál es la máscara social de la herida de traición?
- ¿Cómo afecta la herida de traición en la vida adulta?
- ¿Cómo identificar la herida de traición?
- ¿Cómo sanar la herida de traición?
- Sugerencias para superar la herida de traición
- Fuentes de consulta
¿Qué es la herida de traición?
La herida de traición nos hace sentir abandonados,
rechazados, humillados o culpables. Nos hace dudar de nosotros mismos y de los
demás. Nos hace creer que no somos dignos de amor o respeto, que no podemos
contar con nadie, que tenemos que estar alertas y desconfiados. Nos hace sufrir
y nos impide disfrutar plenamente de la vida.
¿Cómo surge la herida de traición?
La herida de traición suele surgir entre los 2 y los 4 años,
cuando el niño o la niña empieza a desarrollar su identidad y su autonomía. En
esta etapa, el niño o la niña necesita sentir el apoyo y el reconocimiento de
sus padres o cuidadores, especialmente del padre o del progenitor del mismo
sexo. Sin embargo, si este no está presente física o emocionalmente, si no
cumple sus promesas, si le miente, le engaña, le critica, le castiga
injustamente o le compara con otros, el niño o la niña puede sentirse
traicionado y abandonado.
También puede haber otras situaciones que generen una
sensación de traición en el niño o la niña, como, por ejemplo:
- El divorcio o la separación de los padres
- El nacimiento de un hermano o una hermana
- El cambio de domicilio o de escuela
- El abuso físico, sexual o emocional
- La enfermedad o la muerte de un ser querido
- Estas situaciones pueden hacer que el niño o la niña se sienta solo, desprotegido, incomprendido.
¿Cuál es la máscara social de la herida de traición?
La máscara social es la forma de actuar que adoptamos para
ocultar o compensar nuestra herida emocional. Es una especie de disfraz que nos
ponemos para protegernos del dolor y evitar que nos vuelvan a herir. Sin
embargo, esta máscara también nos impide ser nosotros mismos y expresar
nuestros verdaderos sentimientos y necesidades.
La máscara social de la herida de traición es la del
controlador o desconfiado. Esta máscara se caracteriza por:
- Necesitar controlar todo lo que sucede a su alrededor, especialmente a las personas que le importan o con las que se relaciona.
- No soportar la incertidumbre, el cambio o la sorpresa. Preferir la seguridad, la rutina y el orden.
- Tener fobia a las mentiras, las promesas incumplidas, las traiciones, las infidelidades o cualquier forma de deslealtad.
- Ser muy exigente consigo mismo y con los demás. Tener unas expectativas muy altas y poco realistas. No tolerar el error, la crítica o el fracaso.
- Creer que siempre tiene la razón y que los demás deben seguir sus consejos o normas. Ser muy tajante, inflexible y autoritario.
- Desconfiar de las intenciones o los sentimientos de los demás. Pensar que todos tienen algún interés oculto o que pueden engañarle en cualquier momento.
- Ser celoso, posesivo y manipulador en sus relaciones. Intentar retener o dominar a las personas que quiere o necesita. Usar el chantaje emocional, la culpa o la amenaza para conseguir lo que quiere.
- Dar una imagen de ser fuerte, seguro y poderoso. Ocultar sus emociones o su vulnerabilidad. No pedir ayuda ni mostrar debilidad.
- Ir del amor al odio con facilidad. Sentir celos, rabia o rencor cuando alguien le falla o le decepciona. No perdonar ni olvidar fácilmente.
¿Cómo afecta la herida de traición en la vida adulta?
La herida de traición puede tener consecuencias negativas en
la vida adulta de quien la padece. Algunas de estas consecuencias son:
Dificultad para establecer relaciones sanas y
satisfactorias. Puede haber problemas de comunicación, confianza, intimidad o
compromiso. Puede haber dependencia emocional, codependencia o aislamiento
social.
Baja autoestima y autoconfianza. Puede haber sentimientos de
inferioridad, inseguridad, culpa o vergüenza. Puede haber falta de
autoconocimiento, autoaceptación o autocuidado.
Estrés, ansiedad o depresión. Puede haber síntomas físicos o
psicológicos derivados de una alta exigencia, un bajo disfrute y una escasa adaptación
al cambio. Puede haber insatisfacción, frustración o vacío existencial.
Problemas laborales o profesionales. Puede haber dificultad
para trabajar en equipo, delegar tareas o aceptar opiniones diferentes. Puede
haber conflictos, competencia o sabotaje. Puede haber falta de motivación,
creatividad o innovación.
¿Cómo identificar la herida de traición?
Para identificar si tenemos una herida de traición podemos
hacernos algunas preguntas como:
- ¿Suelo controlar todo lo que pasa a mi alrededor?
- ¿Me cuesta confiar en los demás?
- ¿Me siento traicionado con facilidad?
- ¿Soy muy exigente conmigo mismo y con los demás?
- ¿Tengo miedo a que me mientan, me engañen o me abandonen?
- ¿Soy celoso, posesivo o manipulador en mis relaciones?
- ¿Me cuesta expresar mis emociones o pedir ayuda?
- ¿Me siento solo, triste o vacío?
Si respondemos afirmativamente a varias de estas preguntas
es probable que tengamos una herida de traición que nos está afectando en
nuestra vida.
¿Cómo sanar la herida de traición?
Sanar la herida de traición no es fácil, pero tampoco
imposible. Requiere de un proceso de autoconocimiento, aceptación y
transformación que nos permita liberarnos del dolor y la desconfianza que nos
ha causado la traición. Algunos pasos que podemos seguir para sanar esta herida
son:
Reconocer y validar nuestra herida. El primer paso es
admitir que tenemos una herida de traición y que esta nos está afectando en
nuestra vida. No se trata de negarla, ocultarla o minimizarla, sino de
aceptarla como parte de nuestra historia y de nuestro aprendizaje.
Comprender el origen y el sentido de nuestra herida. El
segundo paso es entender cómo se formó nuestra herida y qué función tiene para
nosotros. No se trata de culpar o juzgar a quien nos traicionó, sino de
comprender qué necesidades o expectativas teníamos en ese momento y cómo las
interpretamos. Tampoco se trata de culparnos o juzgarnos a nosotros mismos,
sino de comprender qué estrategias o recursos usamos para protegernos del dolor
y cómo nos han servido o limitado.
Expresar y liberar nuestras emociones. El tercer paso es
permitirnos sentir y expresar todas las emociones que nos genera la herida de
traición: tristeza, rabia, miedo, culpa, vergüenza, etc. No se trata de
reprimir, evitar o negar estas emociones, sino de darles un espacio y una
salida saludable. Podemos hacerlo a través de la escritura, el arte, el
deporte, la meditación o la terapia.
Perdonar y reconciliarnos. El cuarto paso es perdonar a
quien nos traicionó y a nosotros mismos. No se trata de olvidar o justificar lo
que pasó, sino de soltar el rencor y el resentimiento que nos impiden avanzar.
Perdonar es un acto de amor propio que nos libera del pasado y nos abre al
presente. También implica reconciliarnos con nosotros mismos y con nuestra
herida, reconociendo su valor y su enseñanza.
Cambiar nuestras creencias y actitudes. El quinto paso es
transformar nuestras creencias y actitudes que nos mantienen en la herida de
traición. No se trata de cambiar nuestra personalidad o nuestra esencia, sino
de modificar aquellos pensamientos o comportamientos que nos hacen daño o nos
alejan de nuestros objetivos. Podemos hacerlo a través de la reflexión, el
autoconocimiento, el coaching o la terapia.
Recuperar nuestra confianza y autoestima. El sexto paso es
recuperar nuestra confianza y autoestima que han sido dañadas por la traición.
No se trata de confiar ciegamente en los demás o en nosotros mismos, sino de
desarrollar una confianza sana y equilibrada que nos permita relacionarnos con
seguridad y libertad. También implica valorarnos y querernos tal como somos,
reconociendo nuestras fortalezas y debilidades.
Sugerencias
Además de los pasos anteriores, te damos algunas sugerencias
para que puedas superar la herida de traición:
Busca apoyo emocional si lo necesitas. La herida de traición
puede hacerte sentir solo y aislado, por lo que es importante que cuentes con
el apoyo emocional de las personas que te quieren y te respetan. Puedes
compartir tus sentimientos, tus dudas o tus logros con tu familia, tus amigos o
un grupo de apoyo.
Sé paciente y compasivo contigo mismo. La herida de traición
no se sana de la noche a la mañana, sino que requiere de un tiempo y un
esfuerzo personal.
¿Te sientes traicionado, solo y desconfiado? No dejes que esta herida te impida ser feliz. Nosotros podemos ayudarte a sanarla y a recuperar la confianza en ti mismo y en los demás. Contáctanos y prueba nuestra terapia.
Para agendar o mayor información mandanos un mensaje dando click en la imagen
FUENTES DE CONSULTA
- Castelos, M. (2021). Herida de la Traición, en qué consiste y cómo sanarla. Recuperado de https://psicologamartacastelos.com/herida-de-la-traicion/
- Enterapia.co (2021). Heridas de la infancia: ¿Qué son y qué tipos existen? Recuperado de https://enterapia.co/blog/familia/que-son-las-heridas-de-la-infancia/
- La Mente es Maravillosa (2022). Sanar la herida de una traición. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/sanar-la-herida-de-una-traicion/
- Martín Merayo, A. (2023). No confiar en nadie: herida de la traición. Recuperado de https://www.anamartinmerayo.com/no-confiar-en-nadie/
- Ribas, E. (2022). Las heridas de la infancia: los 5 tipos y sus máscaras. Recuperado de https://emmaribas.com/las-heridas-de-la-infancia-que-son-y-los-5-tipos/
- Terapify (2022). ¿Qué son las heridas de infancia? Recuperado de https://www.terapify.com/blog/5-heridas-de-la-infancia-mas-comunes
Publicar un comentario