¿Te has sentido alguna vez tratado de forma injusta por tus padres, tus profesores o tus jefes? ¿Te exiges demasiado a ti mismo y a los demás? ¿Te cuesta aceptar tus errores y los puntos de vista diferentes? Si has respondido que sí, es posible que sufras la herida de injusticia, una de las cinco heridas emocionales de la infancia que nos afectan en nuestra vida adulta.
Foto de Guillaume de Germain en Unsplash
ÍNDICE
- ¿Cómo surge la herida de injusticia?
- La máscara social de la herida de injusticia
- ¿Cómo afecta la herida de injusticia en la vida adulta?
- ¿Cómo identificar la herida de injusticia?
- ¿Cómo sanar la herida de injusticia?
- Sugerencias
¿Qué es la herida de injusticia?
La herida de injusticia es una herida emocional que se crea
cuando el niño ha tenido unos padres fríos, autoritarios, críticos,
intolerantes, rígidos, muy duros y exigentes. Estos padres lo que buscan es que
sus hijos sean perfectos, que no se equivoquen nunca, que sean correctos y
hagan lo que se espera de ellos.
El niño se siente juzgado, rechazado y castigado por sus
padres cuando no cumple con sus expectativas o normas. Siente que no es amado
por lo que es, sino por lo que hace. Siente que no tiene derecho a expresar sus
emociones, sus opiniones o sus deseos. Siente que no tiene libertad ni
autonomía. Siente que vive en un ambiente hostil y opresivo. Todo esto genera
en el niño un sentimiento de injusticia, de impotencia, de frustración y de
rabia. El niño se siente víctima de una situación que no puede cambiar ni
controlar. Se siente inferior y culpable por no ser lo suficientemente bueno
para sus padres. Se siente solo y desamparado.
¿Cómo surge la herida de injusticia?
La herida de injusticia se produce principalmente entre los
4 y 6 años, cuando el niño empieza a desarrollar su identidad y su autoestima.
Es una etapa en la que el niño necesita sentirse aceptado, valorado y respetado
por sus padres. Necesita sentirse libre para explorar el mundo y expresarse. Sin
embargo, cuando los padres son muy estrictos y fríos con el niño, le transmiten
el mensaje de que no es digno de amor ni de confianza. Le hacen creer que tiene
que ser perfecto para merecer su atención y su cariño. Le imponen normas
rígidas e inflexibles que limitan su creatividad y su espontaneidad. Le
critican y le castigan cuando comete algún error o cuando se comporta de forma
diferente a lo esperado.
Esto hace que el niño se sienta incomprendido, reprimido e
injustamente tratado por sus padres. El niño percibe una falta de coherencia
entre lo que sus padres dicen y lo que hacen. Por ejemplo, le dicen que le quieren,
pero le ignoran o le gritan. Le dicen que sea feliz, pero le hacen sentir
triste o culpable. El niño no entiende por qué sus padres actúan así con él. Se
pregunta qué ha hecho mal o qué ha hecho para merecer ese trato. Se culpa a sí
mismo y se siente responsable de la felicidad o la infelicidad de sus padres.
El niño, para sobrevivir a esta situación, desarrolla una
estrategia de defensa: se vuelve muy obediente, sumiso y complaciente con sus
padres. Trata de hacer todo lo que ellos le piden y de no causarles problemas.
Se esfuerza por ser el mejor en todo lo que hace y por no cometer errores. Se
convierte en un niño modelo, responsable y maduro.
Pero esta estrategia tiene un precio: el niño se desconecta
de sus propias emociones, necesidades y deseos. Se olvida de sí mismo y de lo
que le hace feliz. Se niega el derecho a disfrutar, a jugar, a soñar. Se vuelve
una persona rígida, fría, controladora y perfeccionista.
La máscara social de la herida de injusticiaFoto de Kelly Sikkema en Unsplash
La máscara social es la personalidad que adoptamos para
ocultar nuestra herida y evitar que se reactive. Es una forma de protegernos
del dolor y de buscar el amor y la aceptación que nos faltó en la infancia.
La máscara social de la herida de injusticia es la del
rígido. El rígido es una persona que se caracteriza por ser muy ordenado,
metódico, organizado y disciplinado. Tiene unas normas y unos principios muy
claros y los sigue al pie de la letra. Es muy puntual, honesto, leal y fiel.
Cumple con sus compromisos y sus responsabilidades. Es muy trabajador,
eficiente y competente.
El rígido busca la perfección en todo lo que hace y se exige
mucho a sí mismo y a los demás. No tolera el error ni la improvisación. Tiene
un alto sentido del deber y de la justicia. Es muy crítico, tanto consigo mismo
como con los demás. Tiene dificultad para relajarse, divertirse y expresar sus
emociones. Tiene miedo al cambio y a lo desconocido.
El rígido se pone esta máscara para evitar sentirse
injustamente tratado, rechazado o castigado por los demás. Cree que, si es
perfecto, nadie podrá criticarlo ni juzgarlo. Cree que, si hace todo bien, será
digno de amor y respeto. Cree que, si sigue las normas, evitará los conflictos
y los problemas.
¿Cómo afecta la herida de injusticia en la vida adulta?
La herida de injusticia no se cierra con el paso del tiempo,
sino que se mantiene latente en nuestro interior y se activa cuando vivimos
situaciones que nos recuerdan a las que vivimos en nuestra infancia.
Estas situaciones pueden ser:
- Sentirnos juzgados, criticados o rechazados por los demás.
- Sentirnos presionados o exigidos por los demás.
- Sentirnos incomprendidos o desvalorizados por los demás.
- Sentirnos limitados o controlados por los demás.
- Sentirnos culpables o responsables por los demás.
- Sentirnos víctimas o impotentes ante los demás.
Cuando estas situaciones se dan, la herida de injusticia se
reabre y sentimos las mismas emociones que sentimos en nuestra infancia:
injusticia, impotencia, frustración, rabia, culpa.
Estas emociones nos hacen reaccionar de forma negativa e
inadecuada ante las circunstancias. Podemos adoptar dos tipos de actitudes:
pasiva o agresiva.
La actitud pasiva consiste en someternos a los demás, sin
expresar nuestras necesidades ni opiniones. Nos resignamos a lo que nos toca y
nos conformamos con lo que hay. Nos sentimos inferiores y culpables. Nos cuesta
pedir ayuda o decir que no. Nos sacrificamos por los demás y nos olvidamos de
nosotros mismos.
La actitud agresiva consiste en rebelarnos contra los demás,
sin respetar sus necesidades ni opiniones. Nos imponemos a los demás y queremos
tener siempre la razón. Nos sentimos superiores y orgullosos. Nos cuesta pedir
perdón o reconocer nuestros errores. Nos defendemos de los demás y nos aislamos
de ellos.
Estas actitudes nos impiden tener unas relaciones sanas y
satisfactorias con los demás. Nos generan conflictos, malentendidos,
resentimientos y soledad. Nos alejan de nuestro bienestar y de nuestra
felicidad.
¿Cómo identificar la herida de injusticia?
- ¿Te exiges demasiado a ti mismo y a los demás?
- ¿Te cuesta aceptar tus errores y los puntos de vista diferentes?
- ¿Te sientes víctima o impotente ante las situaciones injustas?
- ¿Te cuesta expresar tus emociones, especialmente la rabia?
- ¿Te sientes culpable o responsable por los demás?
- ¿Eres muy perfeccionista, ordenado y metódico?
- ¿Eres muy rígido, inflexible y autoritario?
- ¿Eres muy honesto, leal y fiel?
- ¿Eres muy trabajador, eficiente y competente?
¿Cómo sanar la herida de injusticia?
Foto de Conner Baker en Unsplash
Sanar la herida de injusticia también implica cambiar
nuestras creencias limitantes por otras más positivas y empoderadoras, dejar de
creer que tenemos que ser perfectos para ser amados y respetados, dejar de
creer que tenemos que hacer todo bien para evitar el conflicto y el castigo, dejar
de creer que tenemos que seguir las normas para ser aceptados. Implica aprender
a ser flexibles, tolerantes y comprensivos con nosotros mismos y con los demás,
aprender a aceptar nuestros errores y los puntos de vista diferentes, aprender
a expresar nuestras emociones, necesidades y opiniones con asertividad y aprender
a pedir ayuda, perdón o reconocimiento cuando lo necesitamos.
SUGERENCIAS
Aquí te comparto algunas sugerencias que te pueden ayudar a
sanar tu herida de injusticia:
- Busca apoyo profesional o terapéutico si lo necesitas.
- Escribe una carta a tus padres expresando cómo te sentiste con ellos en tu infancia. No se la envíes, solo es para ti.
- Haz un ritual de perdón hacia tus padres. Puedes quemar la carta o enterrarla en la tierra como símbolo de liberación y sanación.
- Habla con tu niño interior herido. Dile que lo amas, que lo aceptas, que lo respetas. Dile que estás ahí para él, que lo proteges, que lo cuidas. Dile que puede confiar en ti, que puede contar contigo, que puede expresarse libremente.
- Practica la meditación, el yoga, la relajación o cualquier técnica que te ayude a calmar tu mente y a conectar con tu cuerpo y tus emociones.
- Busca actividades que te hagan disfrutar, reír, soñar y crear. Pinta, baila, canta, escribe, juega. Date permiso para ser tú mismo y para divertirte.
- Rodéate de personas positivas, afectuosas y comprensivas. Comparte con ellas tus sentimientos, tus necesidades y tus opiniones. Acepta sus diferencias y sus errores. Aprende a dar y recibir amor sin condiciones.
- Sé más flexible y tolerante contigo mismo y con los demás. No te exijas ni exijas tanto. No te critiques ni critiques tanto. No te culpes ni culpes tanto. Reconoce tus virtudes y tus defectos. Valora tus logros y aprende de tus fracasos.
- Sé más abierto y curioso ante la vida. No te cierres al cambio ni a lo desconocido. Explora nuevas posibilidades y oportunidades. Atrévete a salir de tu zona de confort y a experimentar cosas nuevas.
La herida de injusticia te impide disfrutar de la vida y de las personas que te rodean. Te hace sentir víctima, culpable y frustrado. Pero hay una salida. Nosotros somos dos profesionales en salud mental que te ofrecemos terapia en línea. Llámanos y empieza a sanar hoy mismo.
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FUENTES DE CONSULTA
- Castelos Marta (2020). Herida de la Injusticia, en qué consiste y cómo sanarla. Recuperado de https://psicologamartacastelos.com/herida-de-la-injusticia/
- Martín Merayo Ana (2021). Heridas emocionales de infancia: la injusticia. Recuperado de https://www.anamartinmerayo.com/heridas-emocionales/
- Mikhailova María (2021). Las 5 heridas de la infancia: Herida de injusticia. Recuperado de https://mariamikhailova.com/2021/10/21/herida-de-injusticia/
- Psicología y Mente (2022). Las 5 heridas emocionales de la infancia. Recuperado de https://psicologiaymente.com/desarrollo/heridas-emocionales-infancia.
sentada en una silla frente a un escritorio en su
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